lunes, 12 de noviembre de 2018

Gracias. Llegaste tarde. O muy temprano. El próximo tren pasa en mil años luz.


Sos un ser increible.
Estoy en un momento extraño.
Vos sos genial, yo estoy en una etapa rara.
Soy yo, no tiene nada que ver con vos.
No soy para vos.
No es el mejor momento.
Todavía estoy en duelo de mi separación.
Todo fue tan rápido.
Me parecés genial, pero tengo que reencontrarme conmigo.

Thumbs up. La mejor gaseosa india que hay.


sábado, 3 de noviembre de 2018

Despegue. Todo arranca bien. Piloto automático. Ahora, cómo sé que no nos vamos a tratar mal dentro de unos años de viaje?


Si hay una ciudad que caminé, además de Calcuta o Nueva York, es Montevideo. De las primeras dos, recuerdo absolutamente todo, pero de Montevideo, lo que más recuerdo son sentimientos que tuve en distintas cuadras. No me acuerdo de ningún lugar histórico o nombre de calle, pero sí me acuerdo sensaciones que tuve en cada esquina. Como por ejemplo, en esta cuadra me senté y miré gente pasar durante horas, o en este bar estuve toda una mañana con dos tazas de café, o en esta esquina lloré, y en esta otra me sentí perdido.

Es una ciudad a la que volví unas tres o cuatro veces, y siempre que volvía, ahí estaba, igualita, como si hubiese vuelto al mismo presente que la vez anterior que fui, sólo que yo era un poco distinto cada vez. Una noche caminé a encontrarme con ella, que de casualidad estaba en Montevideo también y fui a verla. Era el mejor plan que podía haber pasado, en todo el planeta tierra y seguramente en algún otro planeta también. Cuando llegué, me sentí en casa apenas la abracé. Dejé mi mente apoyada al lado de mis llaves y mis lentes. Dormí como si mi cuerpo fuese de aire. Me volví a colocar la mente en mi cabeza recién a la mañana, cuando me fui del hotel, y volví a la casa donde yo estaba parando, contento, caminando sin prisa, como todo lo que pasa en Montevideo: la ciudad donde no hay prisa nunca. Y pensé, por qué estaba tan apurado en saber si me convenía o no enamorarme? Se puede elegir? Es contra la ley estar apurado en Montevideo? El futuro me pesa tanto que siempre termino por soltarlo. Y me quedo ahí, en el presente, con el futuro a mis pies. Frené un segundo, y me quedé mirando, a unos chicos que salían de la escuela, re contentos, sin la menor idea de que un día seguro se enamorarán y de lo extraño que es sentir esta cosquilla, abajo de la piel, que no sabés bien cómo rascar. Seguí caminando y volví a mí.