miércoles, 17 de febrero de 2010

Una viejita cruzando las vías.

Ella iba con la cara paralela al piso cuando la ví largarse a cruzar.
El tren estaba muy cerca y en esos 10 segundos que tardó en llegar, se me ocurrieron distintas y alocadas maniobras de rescate para salvar a la pobre señora antipanorámica, llegado el caso de que decida quitarse la vida en el camino del tren.

Cuando acabó de cruzar, me miró y me dijo:

-La verdad que me daba lo mismo.

Volvió a mirar al piso y siguió su camino contrario al mio.
Recuerdo que le sonreí cuando me lo dijo. Y me sentí muy estúpido.
Creo que cuando no conocemos una sensación, por lo general siempre respondemos con una acción estúpida.

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