lunes, 26 de abril de 2010

Alternativa de cuento para viaje largo de ascensor.

(Todo suena mejor contado en primera persona)

Salí de casa, una mañana. Mientras esperaba que la puerta cierre sola, porque a veces queda abierta, me quedé viendo pasar a una viejita con su diminuto perro, que no tenía más de 30 centímetros de altura, y llevaba una capita tejida, seguramente por ella. Iban muy despacio. Yo seguía esperando la puerta, cuando el perro quedó amurado al piso, inmovil. La señora siguió su camino distraido, hasta que se le terminó la correa y rebotó hacia atrás. Miró al perro y le dijo:

Masinger, vamos. Vamos Masinger.

---
El diminuto perro se llamaba Masinger. Y la viejita sin onda aparente, de un momento a otro, la tenía toda.

5 comentarios: