Noche. Colectivo hacia el centro.
apenas subí escuché una charla sobresaliente. Estaban muy cerca de la máquina y el colectivo viajaba en un silencio atento: Todos parecían estar escuchando.
Era una señora de unos largos cincuenta, y él un chico de Lotería Solidaria. Sabía que en esa lotería tomaban gente con algún problema físico o mental, pero él no aparentaba ninguno. Hablaban fuerte y sobre la vida, como si eso fuese un tema.
Yo iba leyendo, pero escuché fragmentos y armé una charla.
El le dijo: Yo soy ateo señora.
Ella más tarde le dijo: Vos parecés un buen chico, pero creé en algo.
Ella hacía el rol de cuerda y él, el de loco descreído. Ella le explicaba cómo era esa vida y cómo había que vivir y demás.
En un momento él le dice "discúlpeme señora, pero tengo que bajarme". El colectivo frenó pero la señora no había terminado su idea. Él estaba con un pie afuera. el colectivo en punto muerto, hasta que el joven finalmente cedió y bajó. Pero la señora siguió hablando. El colectivo arrancó y ella siguió. Hablaba de sus hijos o nietos, de bautismos. Trataba de acordarse el nombre de una iglesia. Siguió hablando sola unas 10 cuadras más.
jueves, 15 de abril de 2010
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