A veces me cuenta cosas que le pasan a él. Ahí va tal cual:
"Un mediodía estaba en una fábrica de pastas. Fui a comprar ravioles. Tenía un tipo al lado y le sonó el celular.
La charla fue algo así (hizo el gesto de teléfono con su mano izquierda):
-Ah, 3 cajas? ss, ssiii, buen, ah, 4 al final? sss..sí, sí querida. ...Salsa? ...Y pero cuál?... Cómo? Ah, listo, regio. Bu,...ah pan también? y cua..., medio, dale. eh? Sí.... Bueno querida.., eh? sí sí, entendí todo, en un ratito estoy ahí.... Chau chau.-
Cortó, lo miró a mi psicólogo y le dijo con una sonrisa: Le juro que antes podía pensar solo."
pd. Una vez lo abracé tan fuerte que estuve toda la semana pensando en si lo había matado. Fue un alivio que haya respondido al doble timbrazo de la siguiente sesión.
viernes, 28 de mayo de 2010
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Nunca digo nada pero me gusta mucho tu blog, de vez en cuando ando mirando...
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