lunes, 7 de noviembre de 2011

Carcassoda.

Pensamientos de un bar equivocado.

Alguien le cuenta a un tipo -a un tipo que lleva casi 2 años durmiendo 8 horas semanales-, que anoche no durmió y que está cansado.-Muy poca gente se da cuenta de que siempre hay otro que está peor y que siempre, el que está más peor, sabe escuchar mejor-. Mientras habla de su vida poco intensa, el insómne mental se describe el comienzo de la película Magnolia en su cabeza, pero como si lo estuviese contando un chico de 18 años lector de Danuzio, agitado, por haber escapado recién de la correccional.

Un tipo se suicida de una terraza, y cuando está pasando por el 6to piso, una bala le atraviesa la panza, y pum, muere. Si seguía cayendo, iba a caer sobre una red que habían instalado 3 días antes los del consorcio, para unos limpiadores de ventanas. O sea que se hubiese salvado. Claro que el man no saltó sabiendo que su suicidio iba a ser frustrado por una red, ni mucho menos por un tiro. La señora del 6to piso estaba teniendo una cotidiana discusión a los gritos con su marido, mientras lo apuntaba con una escopeta que siempre andaba descargada, pero que su hijo cargó esa semana para que finalmente se terminaran las amenazas de su madre diciendo que iba a matar a su padre.
La mujer gatilla el arma sabiendo que estaba descargada, pero imaginando que salía una bala. Y salió una que pasó por el costado del marido y salió por la ventana justo cuando pasaba el suicida en caída. Re loco.
Pero esto no es nada. El suicida, era el hijo de ellos. El que había cargado el arma para que se maten. Terminaron todos presos. Menos el hijo, obvio, que lo mataron mientras se suicidaba.

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Lectura.
El curioso incidente del perro a medianoche. Mark Haddon. Gracias Fede por enviarlo desde Madrid.

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