lunes, 1 de junio de 2009
Cabo Polonio.
De noche, estábamos de larga sobremesa en la playa, afuera de la casa. La mesa sobre la arena. Había algo así como un trillón de estrellas visibles. Después de varias botellas de vino y de licor de butiá, sirviéndo el último trago que había, y enciendiendo el último cigarrillo que nos quedaba, me dijo "Bueno. Dos estrellas fugaces más y vamos". Compartimos una gigantesca risa llena de dientes.
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Y a donde te llevo despues ese hombre?!
ResponderEliminarEstas omitiendo un detalle importante...