En Ramallo, un tio, no me acuerdo realmente cuál, después de tres horas de sobremesa, le pregunté por su situación personal. Respiró tranquilamente, tomó un sorbo más de la copa que había dicho varias veces que era la última, y me dijo:
Y ahí. Intentando subirme a la lona.
lunes, 22 de junio de 2009
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