"Fue en un bar en Valizas, por Uruguay. Siempre odié el pescado.
Ahora sería pescador y viviría en Uruguay. Incluso trabajaría en ese bar.
Pienso que tal vez haya una guía imaginaria entre lo que digo que odio y yo, que me lleva directo a eso. Como cuando odiaba a mis compañeros que fumaban, y les explicaba lo mal que hacía el cigarrillo. O cuando mis amigos intentaban hacerme ir a bailar o entrar a un boliche. Detestaba bailar. Años más tarde estaba tomando clases de salsa, fumando casi un atado por día.
Fue una cena llena de velas, una playa sin absolutamente nadie, creo que sonaban boleros de Ibrahím Ferrer o de Trío Los Panchos. Yo no sabía nada de peces y estábamos en un pueblo que vivía de pescarlos. Nos veíamos bien.
Una vez que nos dignamos a soltar nuestra manos y elegir, le pregunté al mesero qué pescado nos recomendaba; ibamos a compartir un solo plato. Tal vez fue su gesto, la forma de decirlo, su paz y el pestaneo de sus ojos entrecerrados que me hicieron saber que el Lenguado era el pez más rico del mundo. Encima sólo dijo: El lenguado. Pero con una onda muy tranquila. Chill se diría en Capital. Antes la miró a ella, miró nuestras manos, nuestros pies sin ojotas enarenados entrelazados debajo de la mesa, me miró a mí... Hoy es la cena que más recuerdo lejos. Que más recuerdo, lejos. Lapsus."
Pobrecito el Lenguado, es tan feo.
Curiosidades acerca del Lenguado:
Nada de costado. De un lado, el de arriba, es negro, y de abajo es blanco. Siempre da el mismo lado para arriba, y el mismo lado para abajo. Es plano y redondo, medio ovalado. Tiene dos ojos, pero uno pegado al lado del otro, dejando la ecuación: ojo, ojo, y después nariz.
Tema recomendado para ya:
Rule my world, de Kings of Convenience.
Y después todo termina.
domingo, 22 de agosto de 2010
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