martes, 19 de octubre de 2010

Historias de ratas y dromedarios mutantes.

Restorán. Después del cierre destapamos unos buenos vinos y nos sentamos en la mesa 23 hasta que amaneció.
El más expresivo y gesticulador de nosotros contaba historias, dramaticamente.

"Y en ese salón lleno, entre toda la gente rumbeando, caminaba yo sigilosamente en busca de esa maldita rata. Ella me había visto. Sabía que iba a por ella"

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"Che loco qué anotás?"
Tengo que buscar un mejor método de registro.
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Afuera, a esa hora donde no se mueve nada, se encuentran por casualidad dos que habían sido novios unos largos meses:
"Qué papelón de relación. Qué hacíamos juntos vos y yo. Menos mal que terminó todo. Chau."

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