miércoles, 27 de octubre de 2010

La fregadora y el amor.

Friega y friega, y refriega la platería de la inmensa y lujosa mansión y piensa...

Ojalá mis relaciones duraran tanto como el Magistral.


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Por mi parte, ya hace un año que vivo solo y recién ahora se está por terminar la segunda botella. Compré otra nueva por las dudas. Tenía ganas de comprar detergente ya. Pero ahí esta el nuevo Magistral en la alacena. Paradito como hombre bien vestido que acaba de tocar el timbre de la casa de su cita, y espera a que esta se digne a bajar de una buena vez.
Pero el viejo Magistral resiste. Oh sí. Resiste como buen Samurai.
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Como bondiman que dice "para atrás hay lugar", recomiendo que vayan más para abajo en la lectura de este blog.

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