jueves, 14 de octubre de 2010

El vino de 220 pesos y las sobras de oro.

Si algo me saca una sonrisa siempre, son los mozos del restorán. Ayer, durante pleno estallamiento de órdenes, estractores ruidosos y hornallas en llamas, entra uno con varias copas vacías y una casi llena. Acababa de levantar una mesa, claramente.

-Yerman!-Me llama. Y en un movimiento de extrema velocidad vuelca la mitad de la copa casi llena en una de las copas vacías. Y sin decir más nada me la alcanza y brindamos en silencio. El único sonido es el festivo choque de las copas. De un saque tomamos el trago. Se va rápido y dice:
El boludo de la mesa 5 dejó una copa entera de un vino de 220 mangos. Jo!
Y sale de la cocina rápidamente.
De que entró a que se fue, todo duró unos 8 segundos.

Fade to black con la imagen de la puerta revatible apaciguando su movimiento.
Títulos por favor.

Mientras tanto en la MESA 5, la teoría del la vida:
...Mi futuro es como este puto menú en italiano, entendés? No entiendo nada. No sabés qué mierda pedir, y siempre terminás pidiendo algo conocido y aburrido, viste...

2 comentarios:

  1. lo leí, me encantó la secuencia y aunque no se vea, ni se lea, estoy aplaudiendo.
    los mozos son una especie aparte.

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  2. Claramente. Otra especie con idioma y todo.

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