lunes, 25 de octubre de 2010

La cura y la llama.

Hoy pensé en las parejas que se sacan muchas fotos. Pensé que van destinadas al fracaso. Necesitan verse para creer en ellos. Qué demonios. Cuánto dinero en revelado.

Mis padres se separaban y algo había que hacer con la casa.
Lo único en sintonía era la radio. Había una en cada piso de la casa, 4 en total, todas en el mismo dial. Era una emisora de tango. Y nadie hablaba. Mi hermana encerrada en su cuarto llorando, implorando por una familia unida del tipo felices para siempre, mi madre arriba repartiendo en cajas libros de autoayuda para parejas y mi padre en el garage, viendo qué hacía con toda la porquería que sólo un matrimonio frustrado puede amontonar.
Ya cansado de guardar cosas, encontré un enorme pilón de fotos de una ex novia que me había hecho perder la cabeza y que ahora, tiempo después, había logrado encontrar un diminuto pedazo de mente tirado en el piso, y con ese pedazo sobrevivía.
Teníamos una parrilla en el patio y pensé en quemarlas. No sé, no se me ocurrió tirarlas a la basura, si había bolsas enormes, e incluso un volquete en la puerta. Fue idea de mi madre, para tirar las cosas de mi padre, que guardaba tickets de McDonalds, pasajes de subte y comprobantes de peajes de rutas vecinales.
Quemarlas me pareció purificador, como cuando incendian pastizales infectados por alguna plaga. Además, y en definitiva, la basura va a parar al mismo lugar donde estamos, sólo que un poco más allá.

Salí al patio y vi que hacía un día hermoso. Llevé unas hojas de un cuaderno de notas y el ladrillo de fotos que pesaba como mercurio en una botellita de agua. Encendí una llama y las puntas empezaron a querer prender, aunque con dificultad. Así que las esparcí un poco mejor. No quería verlas! Y ahí todo comenzó a arder. A arder fuerte de verdad. Salían volando pedacitos de papel quemado culpa del viento que corría. Miré al cielo como quien estuvo encerrado bajo un techo por años y después de 10 minutos no quedaba nada.

Años más tarde salí con una chica que se sacaba fotos frente a todo espejo existente, mirando el visor de su cámara digital. Terminé hace tiempo ya. Dios! Me frotaría con lijas gruesas y esponjas de acero para limpiar todo rastro de esa horrible mujer.
Por lo que se, sigue sacándose fotos. Buscándose frente a los espejos.
Pero lo que ella no sabe, es que esos reflejos no somos nosotros.
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En otro lugar del mundo, alguien acaba de hacerse famoso y dice: Yo sabía que algo grande iba a hacer, pero no sabía qué mierda era.

2 comentarios:

  1. Esas son las "parejas turistas". Están de paseo, duran poco como las vacaciones y pasan sus ratos sacando fotos en lugar de disfrutar.

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